Un artículo publicado en La Nacion analiza los riesgos de la digitalización de las historias clínicas

Historia clínica electrónica (HCE)

Una tarde Micky Tripathi recibió la llamada de un empleado que estaba en pánico. Alguien había irrumpido en su automóvil y le había robado el maletín y la computadora portátil de la compañía.

Así comenzó una pesadilla que le costó a la pequeña consultora en salud, sin fines de lucro, de Tripathi casi 300.000 dólares en honorarios legales, de investigación privada, de monitoreo de créditos y de consultoría de medios. Sin mencionar las 600 horas empleadas en discusiones y en lidiar con el crédito intangible de tener que reparar posteriormente el daño ocasionado a su reputación.

El emprendimiento sin fines de lucro de Tripathi, denominado Massachusetts eHealth Collaborative , en Waltham, Massachusetts, trabaja con médicos y hospitales con el fin de ayudar a digitalizar las historias clínicas de los pacientes. La computadora portátil que le robaron a su empleado contenía las historias clínicas sin encriptar de alrededor de 13.687 pacientes (y cada historia clínica contenía alguna combinación del nombre de un paciente, su número de obra social, su fecha de nacimiento, información de contacto y datos sobre el seguro); una mina de oro para cometer un robo de identidad.

Su experiencia fue casi fuera de lo común. Como parte del proyecto de ley de estímulo del año 2009, el gobierno federal otorga incentivos monetarios a médicos y hospitales para que adopten la modalidad de historia clínica electrónica. Alrededor del 57 por ciento de los médicos que trabajan en consultorios ahora utilizan historias clínicas electrónicas, lo que significa un incremento del 12 por ciento respecto del año último, según el Centro para el Control de Enfermedades .

 

Una consecuencia no deseada es que, como las historias clínicas de los pacientes han sido digitalizadas, han aumentado los riesgos violación de la privacidad de los datos sobre la salud de los pacientes. La cantidad de infracciones informadas es superior al 32 por ciento este año, respecto del año anterior, según el Instituto Ponemon, que es un grupo de investigaciones en el área de la seguridad. Tales infracciones le costaron a la industria aproximadamente 6.500 millones de dólares el año último. Casi en la mitad de los casos, la causa fue el robo de un teléfono o de una computadora personal.

 

En un blog , Tripathi describe los días posteriores al robo como un «»torbellino.»» En su mente, como un recuerdo muy cercano, rondaba un hecho similar, aunque de menor envergadura, en el Hospital General de Massachussets, apenas algunos meses antes. En dicho episodio, un empleado de un hospital olvidó detalladas historias clínicas de 192 pacientes en un subterráneo. Esto le costó al hospital 1 millón de dólares en concepto de honorarios por acuerdos legales.

 

«»Somos una compañía sin fines de lucro con 35 empleados»», dice Tripathi. «»Una multa de un millón de dólares nos ha diezmado»».

 

Tripathi afirma que su empresa sin fines de lucro acababa de promulgar una política por la cual se requiere que todos los archivos de los pacientes sean encriptados, pero todavía tenía que decidir quién se encargaría de hacerlo. Todo lo que quedaba entre el robo de una computadora determinada y los datos de su paciente eran unas pocas contraseñas.

 

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© NYT Traducción de Angela Atadía de Borghetti.

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