Crece el interés de los usuarios por el Doctor Smartphone

Movilidad (mHealth)

Muchos estadounidenses están ansiosos por utilizar sus teléfonos celulares y tabletas para gestionar mejor su atención de salud, halla una encuesta reciente, aunque al país todavía le falta mucho antes de que todos podamos consultar al “Dr. Smartphone”.

En una encuesta de Harris Interactive/HealthDay publicada el martes pasado, más de un tercio de los encuestados que están en línea dijeron que estaban “muy” o “extremadamente” interesados en utilizar “smartphones” o tabletas para hacerles preguntas al médico, hacer citas u obtener los resultados de las pruebas médicas.
Unos números similares de encuestados se sentían deseosos de utilizar sus teléfonos móviles y tabletas para servicios de atención de salud, como la monitorización de la presión arterial o de la glucemia, o incluso para obtener un diagnóstico.

Sin embargo, las “apps” para los teléfonos y las tabletas con esas características apenas están despegando o aún no han llegado al mercado.

Los resultados de la encuesta muestran que la demanda de asistencia digital para la atención de salud es “fuerte, y probablemente aumente”, asegura Humphrey Taylor, presidente de The Harris Poll.

Pero añadió que todavía hay preguntas importantes. ¿Qué tipos de servicios podrán los consumidores obtener con sus dispositivos móviles, y cuándo?
Taylor plantea que “lo más difícil sin duda serán los detalles, y estos son detalles muy grandes”.

Un experto en la información de la atención de salud se mostró de acuerdo.

“Ahora mismo, observamos un sistema a retazos”, señala Titus Schleyer, director del Centro de Informática Biomédica del Instituto Regenstrief, que tiene su sede en la Universidad de Indiana y en la Universidad de Purdue, en Indianápolis.

Las compañías están desarrollando una variedad de “apps” que, junto con el equipo que se conecta con el teléfono o la tableta, pueden ayudar a diagnosticar cualquier cosa, desde una infección de oído y enfermedades de los ojos hasta una arritmia cardiaca y la malaria. Una meta es llevar una mejor atención de salud a partes remotas del mundo.Por supuesto, el médico tiene que tener disponibles los sistemas para hacer algo con esa información.

Y, añade Schleyer, dependiendo de dónde se viva, y en qué sistema de salud se halla la persona, esto podría ser, o no, una realidad.Schleyer apunta que tiene experiencia de primera mano con los obstáculos. Su esposa halló una “app” que le permitía registrar y organizar las lecturas de la presión arterial, para luego descubrir que su “smartphone” no se podía comunicar con el portal del sistema de atención de salud que utilizan.

Terminó simplemente llevando su “smartphone” a las consultas con el médico.”Esta encuesta nos muestra que el público está interesado en utilizar estas ‘apps’”, asegura Schleyer. “Pero el sistema de atención de salud tiene que lograr que hacerlo sea más fácil para ellos”.

Taylor apunta que en algunos países, servicios como estos se utilizan más ampliamente porque son obligatorios, o porque los médicos reciben compensaciones para utilizarlos.

Pero señaló que “en este país, la mayoría de los médicos y de los hospitales tienen poco o ningún incentivo para proveerlos. Es poco probable que los ofrezcan hasta que hacerlo sea de su interés”.

Otro hallazgo de la encuesta fue que los adultos más jóvenes están más deseosos de utilizar sus smartphones y tabletas que los adultos mayores, algo que no resultó sorprendente.

Apenas una cuarta parte de las personas a partir de los 65 años de edad estaban muy interesadas en utilizar los dispositivos para ayudar a gestionar la presión arterial, por ejemplo, frente al 38 por ciento de las personas más jóvenes.

Schleyer anota que, por un lado, los adultos mayores podrían resultar los más beneficiados de este tipo de tecnología, porque es más probable que tengan afecciones crónicas de salud y necesiten un mayor contacto con sus médicos.Por otro lado, quizás simplemente no se sientan tan cómodos con los smartphones y las tabletas como las generaciones más jóvenes, plantea.

A pesar del interés en aprovechar los “smartphones” y las tabletas para la atención de la salud, algunos encuestados presentaban ciertas dudas.

Eran menos propensos a desear “recordatorios” por medio del correo electrónico o de los mensajes de texto para que hagan ejercicio, dejen de fumar o se tomen los medicamentos, por ejemplo.Schleyer dice que quizás se deba a que se parece un poco a que su madre les atosigue electrónicamente.

Además, muchos estadounidenses ya se encuentran inundados de correos electrónicos y mensajes de texto. “Quizás las personas crean que ya les llega demasiada información digital”, apunta.

A los encuestados también les preocupaba la seguridad de su información médica transmitida por medios electrónicos. El 47 por ciento se sentían “algo confiados” de que sería seguro, mientras que alrededor del 40 por ciento se sentían “no muy” o “para nada” confiados.

Schleyer asegura que se trata de una inquietud válida. Sin embargo, duda que a un hacker le interesaría mucho las lecturas de presión arterial que alguien envía al médico. “Es probable que les interese más un número de tarjeta de crédito”.

Schleyer apunta que cree que la tecnología es muy prometedora a fin de mejorar la atención de salud de los estadounidenses. Por ejemplo, si los consumidores pueden no solo recibir los resultados de las pruebas en el teléfono, sino también usar información fácil de interpretar sobre lo que significan esos resultados.

”Pero aún nada de esto ha alcanzado la madurez”, señaló.

Los resultados del sondeo se basan en una encuesta en línea de 2,050 estadounidenses a partir de los 18 años de edad, llevada al cabo entre el 22 y el 24 de mayo.

Mecanismo

La lectura se hace con un monitor que se conecta al “smartphone”, y la “app” registra toda la información, que puede entonces enviarse al médico mediante correo electrónico o al expediente electrónico de salud, apunta Titus Schleyer, director del Centro de Informática Biomédica del Instituto Regenstrief.

Fuente: www.harrisinteractive.com

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