Segurança clínica na pandemia: chave para a sustentabilidade das TICs na saúde

Columnistas

Por Alfredo Almerares*

Como el uso del cinturón de seguridad en el auto. Así de relevante es aplicar este mismo concepto a la salud y las tecnologías de información, sobre todo en este tiempo que requerimos capitalizar el empuje y las enseñanzas que nos dejó la pandemia.

En 2020 la atención virtual aumentó en un porcentaje nunca antes visto, pese a que previo al brote de Covid-19 en el mundo existían ciertas iniciativas de telemedicina, pero en su mayoría eran esfuerzos aislados o con poca penetración. Con el nuevo escenario, generado fundamentalmente por la pandemia, se hizo indispensable utilizar herramientas de telemedicina en forma masiva. Para esto, se flexibilizaron las regulaciones (como el caso de la firma digital), incorporando códigos de prestación específicos y se alinearon incentivos financieros, con flujos de pago, fomentando el acceso, además de aumentar las capacidades de las herramientas existentes. Todo esto permitió que se sumaran nuevas alternativas para brindar cuidados a distancia.

Ahora lo que viene es tomar las medidas necesarias y generar las condiciones habilitantes para avanzar hacia una telemedicina sustentable y eso implica, entre otras cosas, garantizar la seguridad en el desarrollo y uso de las tecnologías de la información en salud.

¿En qué consiste? Se refiere tanto a la integridad de la información, a que sea privada e invulnerable, como a la seguridad clínica, siempre poniendo en el centro a las personas y garantizando que las herramientas utilizadas en el sistema no generen un perjuicio a su salud.

Es en este aspecto, la seguridad clínica, en donde más hay por hacer. En los esfuerzos por garantizar la integridad de la información no podemos desatender el elemento de riesgo implícito en utilizar un nuevo modelo de atención.

Hay casos exitosos donde se han adoptado normativas claras y reguladas sobre la gestión de la seguridad clínica, como en el Reino Unido con el estándar DCB 0129 y 0160 (Clinical Risk Management), emulado en otros países europeos, Australia y países asiáticos y es, sin duda, un referente sobre el camino que urge tomar pronto en Chile, más aún considerando los desafíos que se vienen este año y los próximos en temas de salud.

Se trata de asegurar que al pensar en utilizar tecnologías de la información en salud, contemos con herramientas que ofrezcan más que una mera interacción y que brinden un contexto de la situación de salud de un paciente, como sus alergias por ejemplo, y así el médico pueda determinar qué medicamento puede recetar. O que la herramienta tecnológica usada permita validar las identidades de los actores, garantizando que el paciente correcto es atendido por el prestador correcto. Estos son ejemplos simples de algo tan complejo y elemental como instalar en la atención médica una acción clínica que sea confiable, así como el cinturón de seguridad en el auto.

Pese a que la tecnología está disponible en el país, lo que falta es la voluntad de avanzar hacia esas normas que hagan la atención más segura para los pacientes. Que quede claro:  así como la integridad y la privacidad de la información es fundamental, también es la seguridad clínica y urge avanzar en garantizarla.


*Physician Executive de InterSystems Chile.

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