Durante la pandemia no se deben dejar de lado otras enfermedades que, incluso, pueden agravarse a raíz del COVID-19. La diabetes es uno de los exponente más relevantes y las nuevas formas de abordarla, gracias al acceso a dispositivos digitales para recolectar datos de forma masiva, el desarrollo de softwares que pueden ayudar a interpretar y utilizar esos datos, y la generación de nuevos modelos de tratamiento que hacen uso de esas herramientas, está cambiando el curso de esta y de otras enfermedades crónicas.
Por Rocío Maure
Las estadísticas más recientes estiman que el 6 % de la población mundial tiene diabetes tipo 1 o 2. Esta afección puede presentar graves complicaciones —como infarto de miocardio, insuficiencia renal, ACV, ceguera y necrosis de las extremidades—, pero tiene tratamiento, y esas consecuencias se pueden evitar o retrasar. Al ser crónica, asegurar las mediciones de glucosa y los controles clínicos es primordial. Y es ahí donde el nuevo paradigma de la transformación digital puede sumar otras posibilidades. Si bien la salud digital ya tiene un recorrido histórico, la era de masificación de los dispositivos móviles y la posibilidad de recolectar y centralizar datos en tiempo real es un punto de inflexión para esta enfermedad.
Recientemente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) evaluó que la probabilidad de fallecer por alguna de las principales enfermedades no transmisibles tiende a reducirse, pero en el caso de la diabetes, la posibilidad de muerte prematura va en aumento. Con esta cifra como eje, y a 100 años del descubrimiento de la insulina, la OMS publicó este año un Nuevo Pacto Mundial para acelerar la adopción de medidas de lucha contra la diabetes. En el mismo, los especialistas resaltaron que la prevalencia aumenta con mayor velocidad en los países de ingresos bajos y medios. Por eso, es fundamental abordar esta epidemia para mejorar la salud poblacional en general y fortalecerla en caso de nuevos virus o pandemias.
Optimizar un proceso crónico
La salud digital puede cambiar rotundamente el enfoque de atención del paciente diabético en nuestra región. Por empezar, a partir de la expansión de la telemedicina durante la pandemia de COVID-19, la mayoría de los países latinoamericanos desarrolló plataformas de atención remota más robustas. De esta forma, es posible asegurar el seguimiento clínico de los pacientes crónicos sin la necesidad de traslados constantes a los centros de atención. La comodidad de tomar la consulta desde el hogar sumada a la (falsa) sensación de mayor control sobre el proceso del paciente pueden generar una mayor adherencia a la supervisión médica.
En el día a día, hasta hace poco tiempo, el método más extendido para medir la glucemia implicaba tomar una gota de sangre del dedo y registrar los resultados de forma analógica. Ahora, existen modelos de glucómetros electrónicos que, incluso a veces sin pinchazos, pueden determinar los valores de forma digital. Además de generar una rutina más amable para el paciente, estos sistemas permiten capitalizar esos datos. En una estrategia integral, ese monitoreo diario debería cargarse en la Historia clínica electrónica (HCE) del paciente y permitir un seguimiento más preciso. Justamente, si el médico puede abordar la consulta remota y tener toda la información disponible en formato digital (que a su vez permite establecer parámetros más claros y precisos), el seguimiento es más fluido, exhaustivo y centrado en las necesidades del paciente.
En casos críticos, con pacientes internados, donde los niveles de glucosa son muy inestables y resulta primordial la aplicación de una dosis exacta de insulina, la mejor respuesta podría llegar de la mano de la terapia de insulina guiada por software. Actualmente, existen distintos modelos de algoritmos (algunos más complejos y que incluyen más variables sobre el paciente) que se pueden conectar a bombas de insulina para hacer los ajustes necesarios en tiempo real. Si bien es preciso seguir ajustando estos sistemas e integrar los datos a las HCE, los ensayos más recientes destacan el menor margen de error y la optimización del flujo de atención crítica de estas estrategias.
Más vale prevenir que tratar
El diagnóstico temprano y las estrategias comunitarias también son relevantes para mitigar las consecuencias de las enfermedades crónicas. Cada vez más países suman nuevas estrategias para la diabetes. En el caso de Chile, por ejemplo, la diabetes es una de las primeras enfermedades que se abordó como proceso ambulatorio dentro del programa Hospital Digital. Desde el 2018, Chile cuenta con este sistema web y móvil que nuclea al agendamiento de turnos, las consultas por telemedicina, los casos clínicos y otras prestaciones relacionadas. Por su parte, la Alcaldía de Barranquilla, en Colombia, se enfoca en la prevención y detección de la diabetes gestacional. Hace pocos meses, presentó la fase III del programa Prevención de la Hiperglucemia en el Embarazo, Fase III, que también busca mejorar el abordaje de la pandemia de COVID-19.
Una de las promesas regionales en cuanto a desarrollo tecnológico e innovación, el Hospital Ramón Carrillo en San Luis, Argentina, busca centralizar toda la información sanitaria de la población en un mismo sistema y, así acceder a un gran caudal de datos que darán cuenta de la incidencia y condiciones de la diabetes a nivel provincial. Por último, la municipalidad de Río de Janeiro, Brasil, creó una plataforma para Android orientada a profesionales de la salud y pacientes, en donde el usuario pueda enviar informes de salud diariamente. Así, el profesional puede medir el progreso de cada paciente y, por ese canal, enviarle mensajes personalizados y fomentar el acceso a material educativo, como notas sobre síntomas, nutrición, sedentarismo, entre otras.
Tal como se recalcó en el Nuevo Pacto de la OMS, la diabetes representa una gran amenaza no solo para quienes no mantienen o acceden a los tratamientos, sino también para los pacientes que no reciben el diagnóstico a tiempo. A nivel mundial, varios proyectos de salud digital tienen un objetivo superador: recurrir a la inteligencia artificial (IA) y al aprendizaje automático para crear modelos predictivos para personas sanas. Como estos sistemas se alimentan de datos, a medida que se obtenga una mayor cantidad de información, mejor será el entrenamiento de estos algoritmos. Gracias a estas iniciativas, el futuro está cada vez más cerca.
Es el momento ideal para profundizar el proceso de transformación digital y destinar más recursos a la prevención y tratamiento de la diabetes. Como gran modelo y abiertos a la creatividad de nuevos actores, la Sociedad Brasilera de Diabetes organiza, en el marco del Simposio SITEC, el Diabetes Innovation Challenge. Este tipo de estrategias y la sinergia entre el ámbito público y privado ayudarán a mejorar la situación actual de la región.
Somos testigos de un antes y un después en el abordaje de las enfermedades crónicas gracias al acceso a dispositivos digitales para recolectar datos de forma masiva, el desarrollo de softwares que pueden ayudar a interpretar y utilizar esos datos, y la generación de nuevos modelos de tratamiento que hacen uso de esas herramientas. Una vez que se implementen estas dinámicas avanzadas, la prioridad será garantizar una mayor integración entre los datos que generen los centros de atención y los pacientes en sus hogares. La colaboración y la innovación, sin dudas, ayudarán a revertir la tendencia de mortalidad prematura de esta epidemia.
Fuentes:
https://www.who.int/publications/m/item/introducing-the-global-diabetes-compact
https://www.liebertpub.com/doi/10.1089/dia.2020.0042
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3737656/
https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1932296820966616
https://irejournals.com/formatedpaper/1702728.pdf
https://sitec2021.com.br/challenge/