“Los ensayos clínicos son un instrumento fundamental para evaluar la eficacia y la seguridad de los nuevos medicamentos, los dispositivos médicos y otros productos sanitarios”, manifiesta la revista Nature en un artículo en el que postula que los métodos tradicionales en los ensayos clínicos funcionan como “un embudo de calidad para el desarrollo y la implementación de nuevos medicamentos y dispositivos del sistema de salud” y que la digitalización es, sin titubear, la solución más eficaz.
La digitalización de los ensayos “implica aprovechar la tecnología digital para mejorar el acceso de los participantes, la participación, las mediciones relacionadas con el ensayo y / o las intervenciones, permitir la asignación de intervenciones aleatorias ocultas. Además, tiene el potencial de transformar los ensayos clínicos y reducir su costo”, explica la revista.
Asimismo, expone los cuatro tópicos perjudicados por los problemas que surgen en las metodologías tradicionales: el reclutamiento, la retención, la recopilación de datos y por supuesto el análisis de los resultados. Debido a las “ineficiencias operativas actuales”, se produce un aumento en “la carga de los participantes y se extienden los plazos ya prolongados de los ensayos clínicos, todo lo cual contribuye a una baja participación en los ensayos clínicos”.
A partir de la utilización de tecnologías de la información, estas problemáticas pueden resolverse: “Actualmente existe una gran oportunidad para aprovechar la tecnología digital para acelerar el ritmo al que generamos evidencia a través de ensayos clínicos. La tecnología digital puede mejorar la eficiencia de los ensayos al mejorar y respaldar el papel de los investigadores y los equipos de estudio”.
Entre las nuevas herramientas que ofrecen las tecnologías de salud digital se cuenta la posibilidad de realizar ensayos clínicos por fuera de los centros de investigación tradicionales. Esto significa que las pruebas digitales permiten el acceso de los participantes independientemente de la distancia que los separe del centro de investigación. “Para los investigadores, esto significa un monitoreo remoto más eficiente y en tiempo real y múltiples oportunidades para la gestión y evaluación interactivas del paciente, lo que significa que se puede realizar un trabajo más intensivo con presupuestos que pueden no requerir mayores recursos. Hacerlo tiene el potencial de reducir la carga tanto para los equipos de investigación como para los participantes del estudio”.
A partir de esta premisa, la comunidad científica debe repensar la recopilación de datos en la era de la salud digital –para fomentar el aprovechamiento de la información obtenida a través de ellos-, y utilizar nuevos métodos para su monitoreo – como el monitoreo digital a través de biomarcadores digitales- y a aumentar los esfuerzas para asegurar medidas de ciberseguridad.
Y, si bien las empresas encargadas de realizar ensayos clínicas han demorado en adoptar herramientas digitales, últimamente se han implementado una gran cantidad de ellas, como los sensores personales de grado médico, el acceso individual y el control de los registros médicos, y las comunicaciones digitales personalizadas más desafiantes, las cuales ya están siendo incorporadas en los procedimientos de investigación clínica.
En lo que refiere a la retención de los participantes, algunas de las propuestas digitales dirigidas a resolver esta problemática son: el seguimiento de aplicaciones para permitir un alcance de los participantes más eficiente, mejores oportunidades para participar en los ensayos sin tener que regresar al centro de investigación, y el uso de videos y otros formatos visuales para ayudar al consentimiento informado.
Fuentes:
https://www.nature.com/articles/s41746-020-0302-y
