Con el objetivo de generar soluciones y marcos de políticas públicas en Latinoamérica, el Movimiento Salud 2030 se define como una plataforma de co-creación que propone reunir a todos los sectores para trabajar en un propósito en común. Esta alianza, que se creó en 2020, ya tiene iniciativas en marcha en 9 países de la región y promete impulsar la transformación y fortalecer el sector salud a nivel nacional y regional.
Por Rocío Maure
El Movimiento Salud 2030 es una alianza encabezada por el Copenhagen Institute for Future Studies, la consultora Board of Innovation y la farmacéutica Roche. El capítulo latinoamericano fue el pionero del Movimiento a nivel mundial y ya generó mesas de debate entre expertos en 9 países. En una entrevista exclusiva con E-Health Reporter, Héctor Pourtalé, CEO del Movimiento Salud 2030, y Andrea Crossley, Directora de Innovación de la misma iniciativa, describieron el estado actual de la iniciativa y puntualizaron los ejes de trabajo que prioriza la alianza.
“La región está buscando soluciones para mejorar la interoperabilidad, reducir las demoras en la atención, y reducir el ausentismo y la deserción de los pacientes”, señaló Héctor Pourtalé, un MBA especializado en gestión de proyectos con amplia experiencia en el área farmacéutica basado en Argentina. Desde los espacios de trabajo que generó la iniciativa, se establecieron 4 ejes para cerrar las brechas y establecer un sistema de salud preventivo, predictivo y empoderador:
- Atención continua garantizada,
- Digitalización de los modelos de salud
- Financiación y modelos de negocio innovadores
- Preparación de los sistemas a las innovaciones biomédicas
Pourtalé recalcó que, actualmente, la atención continua en la región no está garantizada debido a “las extensiones geográficas de la región y la dispersión de la población, el gran abanico de especialidades en medicina y los casos de multimorbilidad crónica que necesitan atención especializada”. A su vez, el Movimiento propone modernizar las cadenas productivas y eso “brinda nuevas oportunidades de generación de valor, incluso nuevos puestos de trabajo”, agregó.
Por su parte, Andrea Crossley, una experta en metodologías de innovación y en diseño centrado en las personas de origen colombiano, destacó que es importante considerar los desafíos que proponen las innovaciones disruptivas, pero que bajo las circunstancias correctas, algunas soluciones requieren mucha menos inversión que los mecanismos convencionales.
Ambos representantes coincidieron: “Queremos que se considere la salud como una inversión” y recalcaron que «si bien no alteró los planes iniciales de la alianza, la pandemia de COVID-19 evidenció que la modernización del sector salud no tenía un lugar predominante en las agendas públicas y demostró que ya existen herramientas y soluciones que se pueden incorporar al sistema de salud y así acelerar esa transformación».
Avances tangibles
Actualmente, el Movimiento Salud 2030 Latinoamérica trabaja con 13 actores locales a lo largo de 9 países. Los equipos multidisciplinarios incluyen actores locales y con poder de acción a nivel nacional, ya que además de generar soluciones, el objetivo es generar cambios en las políticas públicas a partir de las contribuciones de los expertos locales.
Las experiencias que ya están en marcha demostraron mucho interés en lograr sinergia entre los distintos actores. En Chile, por ejemplo, el objetivo de esa mesa es reducir un 30% la jornada del paciente y lo están implementando, como primera experiencia, en el Instituto Nacional del Tórax, mediante la modernización del contexto regulatorio. Por otro lado, la experiencia de Colombia busca empoderar al Ciudadano Digital, una gran prioridad de la agenda pública de este momento, para que el paciente pueda tener un diagnóstico más rápido gracias a una mayor interacción entre los profesionales de la salud y al acceso a los datos del contexto (no solo los intrahospitalarios), además de un mejor conocimiento para navegar el sistema en cuanto a la cobertura financiera.
Asimismo, a través del Ministerio de Ceará, Brasil, se capitalizó la experiencia de modernización en los tratamientos para COVID-19, y la prioridad es reducir las listas de espera en pacientes con cáncer de mama. En particular, el objetivo es articular los subsectores para reducir el tiempo de traslado de complejidad y así también reducir redundancias de estudios, mediante protocolos únicos transversales a todo el sistema de salud y a través de la integración del sistema informático DATASUS. Costa Rica, por su parte, centraliza los esfuerzos en la atención del paciente a nivel local para zanjar las grandes distancias y dispersión poblacional, a fin de brindar una experiencia de tratamiento descentralizado y especializado.
Por último, Perú apunta a incrementar la eficiencia del costo presupuestario del gasto fiscal en torno a objetivos medibles, para incrementar la ejecución presupuestaria, que en este momento se subejecuta por diversos obstáculos. Como primer medida, se establecieron dos pilotos en Cuzco, para garantizar la vacunación rápida para COVID-19 y para disminuir el ausentismo en turnos médicos (que ronda el 30% actualmente). Gracias a reducir esos obstáculos se optimiza el proceso, se garantiza un mejor uso de los recursos, y las mejoras son visibles y, sobre todo, medibles.
Sinergia y colaboración
“Buscamos generar integración, reunir a actores de diferentes sectores para que colaboren. Muchas veces, vemos iniciativas duplicadas o que no tienen tanta fuerza, pero al juntar actores que trabajan en la misma dirección, el impacto es mayor. Parte del valor del movimiento es lograr esa integración entre lo público y lo privado”, señaló Andrea Crossley, Directora de Innovación.
Es importante destacar que los directivos establecieron un ámbito público que incluye tanto a la gobernanza del sistema a nivel nacional como a los efectores para grandes partes de la población, mientras que el ámbito privado incluye tanto al proveedor de servicios de tecnología como al prestador de servicios de salud.
Tanto Crossley como Pourtalé insistieron en que la red funciona cuando los actores están dispuestos a trabajar en conjunto para buscar soluciones a problemas sistémicos, no individuales. “Desde un principio, nos enfocamos en las prioridades del sector público para identificar una necesidad. Es fundamental tener un diagnóstico conjunto con líderes de ministerios de salud e innovación, nacionales o regionales, para alinearse con las prioridades de las agendas públicas y así catalizar o acelerar oportunidades concretas”, afirmó Pourtalé. En parte, el interés por esa integración recae en la necesidad de escalar las soluciones. “El proceso de generar prototipos para validar las hipótesis es mucho más ágil cuando se implementan las soluciones en redes hospitalarias y, sobre todo, si esas soluciones están alineadas con las prioridades de esa región sanitaria”, agregó el CEO.
Esa colaboración se ve claramente a la hora de planificar una solución, ya que además de la necesidad se debe establecer qué solución y para dónde. Como parte de esa convocatoria, el ejecutivo describió que se dirigen a “instituciones con amplio compromiso por expandir el acceso los cuidados a poblaciones con distintas dificultades, con capacidad de escalar dentro de su propia red o por medio de convenios y comprometidas a resolver un problema que las excede”. Por su parte, “los proveedores tienen que tener un gran compromiso con la visión compartida del proyecto, tener alguna experiencia en la implementación, y ser flexibles y estar predispuestos a adaptar la solución a problemas no resueltos”.
El intercambio no solo se da entre el ámbito público y privado, sino también entre los distintos modelos de innovación. “Queremos fortalecer el ecosistema de innovación y emprendimiento, por eso también convocamos a agencias del gobierno de innovación, aceleradoras, clusters de emprendedores. Ya existen muchas iniciativas desarrolladas, pero quizás no están orientadas al sistema de salud y se podrían adaptar fácilmente. Nos interesa el perfil de emprendedor en etapa de crecimiento, con al menos un producto en el mercado”, detalló Crossley.
Justamente, buscan actores no solo del sector salud, sino también de informática, de sistemas de aseguramiento y cobertura, de disrupción tecnológica, de innovación en FinTech. “Vemos una gran migración de empresas con diferenciadores en otros campos y el Movimiento permite aplicar ese know-how al ámbito de salud”, agregó el CEO.
Sin dudas, esta iniciativa primero afianzará sus resultados a nivel nacional de cada país que participa, pero igualmente no pierde de vista el fin último a nivel regional. “En Europa ya hay prototipos supranacionales y regulaciones unificadas entre países, pero el foco en América Latina es distinto. En primera instancia, el diferencial que quiere aportar el movimiento es evitar duplicaciones y acelerar la integración regional a través de la transferencia de conocimiento”, describió el director de la iniciativa.
El Movimiento Salud 2030 brinda la oportunidad de evitar empezar desde cero el proceso si un país ya transitó una experiencia y de multiplicar el impacto en un marco de confianza. “Así podemos garantizar sinergias tempranas a la hora de lograr modelos de interoperabilidad. La co-creación implica alinear perspectivas, intereses, es un ejercicio para generar un proceso conjunto”, concluyó Pourtalé.