¿Quiénes forman parte de Vademecum Internacional y qué servicios ofrece?
Vademecum Internacional nació en España hace más de 53 años con el objetivo de proporcionar información farmacológica para los profesionales sanitarios en formato impreso. Pertenece al grupo líder mundial de información sobre medicamentos UBM Medica, que cuenta con marcas centenarias como Vidal, MIMS o Vademecum. Hoy día proporcionamos en formato electrónico estructurado, información de referencia sobre medicamentos a más de 3.500 centros hospitalarios en 4 continentes. Integrados en los principales sistemas informáticos de salud, permitimos el funcionamiento estandarizado de los procesos (administrativos y) clínicos vinculados al manejo de medicamentos. Implantados en Sao Paulo y con clientes en México, Honduras y Chile, Latinoamérica se ha convertido en el principal motor del crecimiento de Vademecum Internacional.
¿Cómo ha llegado a internacionalizarse un grupo formado por marcas con una fuerte identidad local (propia a sus mercados domésticos europeos)?
Involucrado desde más de 20 años en las TI e indiscutible líder en los mercados tradicionales, el grupo UBM juega un papel clave en los nuevos modelos de prestación de asistencia sanitaria europeos: estamos involucrados en los Proyectos de estandarización y aseguramiento terapéutico EPSOS y PSIP.
A principios de la última década, naturalmente, nuestros partners tecnológicos históricos (proveedores de soluciones de “salud digital”) en búsqueda de bases de datos de medicamentos alternativas a las norteamericanas (no adaptadas para los mercados no US y en inglés), nos han solicitado colaboración para acompañarlos en su internacionalización.
El grupo tomó entonces 2 decisiones claves: ofrecer soluciones multilingües (español, portugués, inglés y francés) y vincular a la información clínica basada en la evidencia los productos locales de cada mercado con un lema simple: localización y relevancia/concisión de la información integrada en los sistemas.
¿Cómo geolocalizan la información que ofrecen en mercados muy diferentes?
En primer lugar, para internacionalizarse y optimizar costes estructurales, el grupo ha centralizado la producción/mantenimiento de datos clínicos en Francia. En paralelo, Vademecum Internacional, por ejemplo, procesa el sourcing/tratamiento/actualización de la información no clínica (presentaciones farmacéuticas, laboratorios comercializadores, identificación de productos, datos administrativos…) de ciertos países de Latinoamérica. Esta organización (muy potente y dinámica) ofrece, además de una reducción de coste para el cliente, varias ventajas: el núcleo de información clínica basada en la evidencia (EBM) está constantemente actualizado (cuando por ejemplo aparece una nueva contraindicación para un medicamento en uno de los países que alimentan la base de datos internacional, los médicos que prescriban el medicamento con la misma composición en otro país se beneficiarán de dicha alerta). Así mismo, si la creación de un listado de medicamentos con algunos atributos está al alcance de muchas entidades, el mantenimiento de una base de datos estructurada de productos medicinales virtuales (VMP) vinculados a productos locales y a alertas de soporte a la decisión clínica (CDS) requiere un mercado mundial para alcanzar economías de escala que garanticen a nuestros clientes no solo el mantenimiento sino las evoluciones del producto.
En la “vieja Europa”, las inversiones privadas y públicas están ya casi exclusivamente limitadas al despliegue de soluciones más eficientes y que aporten un ahorro significativo y medible. En Latinoamérica, muchos países están apostando por establecer y generalizar un modelo e-health que requiere la implantación de una base de datos de medicamentos y de soporte a la decisión clínica de forma estructurada y estandarizada. En ambas zonas, tanto las autoridades sanitarias como los aseguradores y los prestadores de salud, requieren información interoperable sobre medicamentos.
¿Cómo generan una base de datos estructurada y estandarizada?
Los más de 20 años de experiencia de UBM Medica en trabajos de integración con proveedores de software nos han dado una clara idea de cómo codificar y estructurar nuestra base de datos para hacerla 100% integrable e interoperable. Esto repercute en el trabajo diario de nuestro equipo de producción en la vinculación de nuestra información a su correspondiente terminología internacional. Con el respaldo de bases de datos “multi terminológicas” (conexión del Thesaurus Unificado Vidal multilingüe a bases UMLS), todos nuestros datos están indexados. Utilizamos codificaciones internacionales normalizadas interoperables (taxonomía basada en tesauros semánticos jerarquizados [sinónimos, derivados]): CIE 9, 10 y 11, ATC, LOINC, EDQM, Mesh, Icpc2, SNOMED-CT… y desde el punto de tratamiento de conceptos/denominación de medicamentos manejamos los niveles de VMP, AMP y AMPP.
¿Cómo conectan la base de datos con el Expediente Clínico Electrónico (ECE o EHR)?
Sin interconexión a una base de datos de medicamentos y CDS, el Expediente Clínico Electrónico (ECE) o EHR, en sus siglas en inglés, por sí solo difícilmente podrá reducir los costes de medicación y ofrecer estadísticas sanitarias de calidad. Es más, cuando el éxito de las implantaciones tecnológicas depende más de factores humanos (resistencia al cambio, ralentización de los procesos respecto a la época del papel) que de las propias tecnologías, esta debe aportar a cambio unos beneficios claros como son el ahorro de tiempo para el usuario y el aumento de la seguridad del paciente.
La interconexión BBDD / ECE o EHR no solo mejora la seguridad del paciente (y en casos puntuales evita errores letales) sino que le aporta al profesional de la salud, información esencial para su práctica clínica, la cual no era fácil de encontrar y mucho menos estaba accesible directamente en su workflow. Por ejemplo, un sistema conectado, además de proporcionar y registrar las contraindicaciones de una prescripción, mostrará únicamente la información relevante para el paciente en cuestión, propondrá sustituciones de medicamentos acorde no solamente al formulario/arsenal/guía del centro sino también al estado fisiopatológico del paciente.
En un contexto global de reducción de costes, de medición del ROI y de mejora en la salud de los pacientes, la interconexión BBDD / ECE o EHR dispara los beneficios de las inversiones en el Expediente Clínico Electrónico (ECE o EHR). Algunas ventajas directas serían:
1) Para el profesional de la salud: evita los numerosos errores en la medicación que se dan a diario en todo el mundo y reduce la presión asistencial al disponer de más información en menos tiempo.
2) Para los gestores (Entidades Privadas): Para atraer a los mejores profesionales de la salud, los agentes privados deben aportar valor añadido, servicio y seguridad en los procesos informático y clínico. Además, con pacientes cada vez más informados, los centros que hayan realizado las inversiones en calidad asistencial se diferenciarán de su competencia.
3) Para el paciente: saber que su tratamiento ha sido validado en función de sus parámetros fisiopatológicos y se ha reducido el riesgo de interacciones medicamentosas, le da una idea del valor y de la calidad del servicio recibido.
¿Por qué es importante que los centros y profesionales de la salud cuenten con una herramienta que evite errores en la medicación de los pacientes?
Los errores a la hora de prescribir una determinada medicación a un paciente son demasiado comunes en el día a día de los profesionales de la salud de todo el mundo. Diversos estudios de diferentes países así lo certifican. Por ejemplo, un estudio realizado por el National Health Service (NHS) de Reino Unido calculó que aproximadamente una media de 60 pacientes mueren cada día debido a un error adverso a la medicación prescrita.
En la misma línea, en España, según un estudio del Ministerio de Sanidad sobre eventos adversos de la medicación, el 9,3% de las estancias hospitalarias se debían a efectos adversos graves, siendo los errores asociados con la medicación los más abundantes de entre estos efectos adversos graves, con más del 30% de tales eventos del total.
Por último, en Nueva Zelanda, el Ministerio de salud estima que cada año cerca de 5.000 pacientes están sujetos a errores en su medicación. De estos pacientes, cerca de 150 acaban falleciendo y más de 400 sufren una discapacidad permanente a consecuencia de estos errores producidos en sus medicaciones. Mientras, el Instituto de Medicina de Estados Unidos calcula que los errores en la medicación afectan a 1,5 millones de personas cada año. 400.000 de estos afectados deben ser hospitalizados, lo que supone un coste superior a los 3,5 billones de dólares en gastos médicos adicionales.
Una base de conocimiento farmacológico y soporte a la decisión clínica permite la realización de prescripciones seguras, sin incurrir en errores con la medicación, al tiempo que garantiza un mayor control en las compras y, por ende, un ahorro para el Sistema Público o Privado de Salud.