El verdadero “hospital digital” o “servicio de salud digital” es aquel que logra asegurar el significado, la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información permitiendo el continuo asistencial electrónico interoperando con otros actores dentro y fuera de su servicio.
Hay dos frases que se repiten en un sin fin de artículos, congresos científicos, conferencias de proveedores de software, blogs, revistas y otros, y de las que no encuentro razón de existir: “Hospitales sin papeles”, mejor nominados ahora como “Hospitales con menos papeles” (según el cambio que HIMSS realizó a su última etapa de desarrollo, nivel 7, al darse cuenta que no existen verdaderos hospitales sin papeles).
Estas frases han creado una idea errónea sobre los procesos de informatización de la salud y han generado confusión, dado que la eliminación del papel no ha de ser el objetivo a perseguir. El medio físico, el papel, no es el verdadero problema, nuestro problema es el lápiz, ese objeto que en manos de un profesional de la salud tiene consecuencias difíciles de manejar y es motor de toda clase de errores. Recetas donde el químico farmacéutico no sabe qué despachar, indicaciones donde la enfermera no comprende el fármaco o la vía a administrar, una ficha escrita a mano donde el resto de los colegas no logra encontrar la información que requieren para el continuo asistencial.
El papel es un medio físico que probablemente no será desterrado del sistema de salud por varias décadas más, pero no tiene que ser considerado nuestro enemigo. Una receta ingresada digitalmente, un consentimiento informado extraído desde la ficha clínica electrónica, una notificación de patología GES (Garantía Explícita en Salud) o ENO (Enfermedad de Notificación Obligatoria) que es impresa a un paciente desde un registro electrónico y entregada a éste para que la gestión de la información siga su curso, es hoy y seguirá siendo por varios años una necesidad.
Los medios de registro hológrafos no permiten hacer “uso” ni inteligencia del “dato”, la vida útil de ese registro es limitada desde el primer momento en que el lápiz toca la hoja de papel, no se consiguen todas las posibilidades que ofrecen las actuales tecnologías respecto a procesamiento automático ni validación del dato y tampoco se puede convertir en información que mejore nuestro conocimiento global de la organización (conocer el promedio de cirugías realizadas, dar de baja un fármaco del inventario que fue administrado a un paciente, en definitiva, utilizar los datos para análisis primario y/o secundario de la información).
El papel es un medio físico que probablemente no será desterrado del sistema de salud por varias décadas más, pero no tiene que ser considerado nuestro enemigo. Una receta ingresada digitalmente, un consentimiento informado extraído desde la ficha clínica electrónica, una notificación de patología GES (Garantía Explícita en Salud) o ENO (Enfermedad de Notificación Obligatoria) que es impresa a un paciente desde un registro electrónico y entregada a éste para que la gestión de la información siga su curso, es hoy y seguirá siendo por varios años una necesidad. Si el dato es ingresado digitalmente, puede ser validado, procesado y puesto a disposición de todo el equipo de salud, mientras que el medio físico (el papel) pasa a ser un medio de transporte hacia el próximo destino.
Pero no todo concluye con la mera digitalización del dato. Hoy tenemos, tanto el ámbito público como privado, una gran cantidad de sistemas de salud informatizados donde los profesionales registran información en fichas clínicas electrónicas, pero vivimos en la paradoja de tener muchos datos digitales y poca información. Los datos digitales en texto libre, muchas veces cuentan con la misma suerte que los datos holográficos, no son fácilmente procesables y no podemos utilizarlos para otros fines necesarios (como ser la estadística, las alertas, la facturación). Entonces cabe preguntarse: ¿Cómo le damos significado a los datos para que se transformen en información? Para poder gestionar el dato electrónico se requiere de una correcta codificación que permita su agregación y uso de forma categórica. Esta necesidad de codificación es una de las razones existenciales de la disciplina conocida como informática en salud o informática médica.
Como parte de la estrategia SIDRA (Sistema de Información de la Red Asistencial), en la Oficina Central de Proyectos TI del Ministerio de Salud hemos presentado una solución sustentable para facilitar la codificación de datos clínicos con el fin de ofrecer a los proveedores de software de salud acreditados por SIDRA, servicios de codificación clínica con avanzados algoritmos de búsqueda conocidos también como Servicios Terminológicos. Esta propuesta busca uniformar y centralizar los vocabularios clínicos y administrativos con el fin de mejorar las brechas de codificación que actualmente vivimos, involucrando a los profesionales asistenciales hablando su mismo lenguaje (el sistema evoluciona con el aporte diario de los profesionales). Este servicio de terminología está basado en décadas de estudio de modelos de codificación de información clínica y en un análisis detallado de la cultura de registro del país. Utiliza la terminología clínica controlada más extensa que existe y que está en uso en más de 50 países, SNOMED-CT, pero desde una visión de extensión formal para permitir el uso de las jergas y composiciones localmente aceptadas.
Solucionar el problema de la codificación de la información para asegurar su significado desde el origen y su tránsito por los sistemas es el principal pilar de la interoperarbilidad (entendida como la capacidad de dos actores de comunicarse y entenderse). El segundo pilar, que es parte sustancial del segundo convenio marco SIDRA, está relacionado a cómo el mensaje se transporta. Recién al alcanzar este nivel de desarrollo (codificación del dato y transporte eficiente del mismo), podremos reducir la dependencia del papel y sacarle más ventaja a la información digital, ya que la información electrónica codificada podrá viajar y ser entendida entre diferentes actores, sin la necesidad de un soporte físico.
El concepto de sistema de salud u hospital digital no debe confundirse con el soporte físico que transporta la información, pero si ha de enfocarse en el método y calidad de ingreso de la información. El verdadero “hospital digital” o “servicio de salud digital” es aquel que logra asegurar elsignificado, la integridad, confidencialidad y disponibilidad de la información permitiendo el continuo asistencial electrónico interoperando con otros actores dentro y fuera de su servicio.