A pesar de que el proyecto de trazabilidad de medicamentos es ley federal hace seis años, la iniciativa “RG dos remédios” aún no funciona en Brasil. De hecho, como todavía persisten críticas de diversos sectores, la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa) está trabajando en un nuevo modelo no conflictivo.
El objetivo de este sistema es evitar falsificaciones de medicamentos, impedir la distribución de lotes vencidos y acelerar la recuperación de los productos en caso de problemas o adulteraciones.
En la práctica, se pretende monitorear el trayecto que realizan las presentaciones durante toda la cadena comercial, es decir, desde que salen del fabricante y la distribuidora -pasando por las farmacias- hasta que llegan al consumidor. La trazabilidad, en este sentido, sería posible mediante la impresión de un código de dos dimensiones y de un número de identificación en el envase de cada producto.
Sin embargo, la industria brasileña se ha expresado en contra del sistema porque, según como está planteado hoy en día, los datos obtenidos serían propiedad de los fabricantes y permitirían saber la localización de los productos. El sector, especialmente las pequeñas empresas, predicen riesgos en compartir tanta información con otros laboratorios y su preocupación es que este sistema perjudique la competencia comercial.
Es por esto que los directivos de Anvisa decidieron suspender el plazo de implementación. La primera etapa, prevista para antes de fin de año, contemplaba que los diferentes laboratorios farmacéuticos presentaran tres lotes de medicamentos trazados en aras de realizar una suerte de prueba piloto -ya que la implementación formal de la trazabilidad comenzaría el próximo año.
Ahora, en cambio, para administrar los datos generados por la trazabilidad, la agencia propondrá un modelo propio y centralizado. En este caso, el gobierno recibiría directamente los datos de los medicamentos por parte de las industrias, los distribuidores y los puntos de venta sin intermediarios.
Anvisa destaca que el mercado farmacéutico brasileño cuenta con cifras significativas que representan dificultades a la hora de trazar medicamentos en comparación a los números que manejan países avanzados en la materia, como Turquía y Argentina. En Brasil, en 2014, se vendieron más de seis mil productos en alrededor de cuatro billones de presentaciones, distribuidas en más de 71 mil farmacias privadas.
