En el mundo actual, la publicación de artículos científicos en revistas de renombre, mayormente en inglés, es fundamental para visibilizar un trabajo. Una mayor circulación de conocimiento favorece a toda la comunidad científica y favorece el desarrollo de innovaciones. El desafío es garantizar las condiciones para que todas las regiones puedan sumar su aporte.
Por Rocío Maure
Es sabido que el progreso científico no ocurre en un solo laboratorio, ni en un solo país. Por eso, una de las grandes ventajas de la globalización y la llegada de las nuevas tecnologías es la posibilidad de compartir casi en tiempo real los nuevos descubrimientos que realiza cada equipo de investigación. Así, otros equipos pueden construir sobre una base más sólida, acortar los plazos y evitar cometer los mismos errores.
Sin embargo, hoy en día hay factores sociopolíticos y económicos que no permiten que ciertas regiones aporten conocimiento de forma equitativa. Por ejemplo, si bien hay cada vez mejores producciones científicas en Latinoamérica, este crecimiento no representa una mayor cantidad de publicaciones.
Según un estudio reciente realizado desde la Universidad de Queensland, Australia, uno de los factores que promueve esta desigualdad es que la lingua franca de la ciencia actual sea el inglés; dado que no es su lengua materna, los investigadores latinoamericanos, por ejemplo, deben dedicar mayor esfuerzo y recursos para leer y escribir artículos. Por otro lado, muchos doctorandos de universidades latinoamericanas advierten que, hasta hace poco, los planes de estudio no incluían la enseñanza de la investigación y las habilidades de redacción necesarias para ese fin.
Considerando el paradigma científico actual, la publicación en revistas o journals de renombre es fundamental para difundir las investigaciones, ser parte de nuevos desarrollos y contar con mejores recursos para continuar esas investigaciones. Un campo donde esto se evidencia es la medicina, y es claro que la comunidad científica debe contribuir a la solución de esta problemática global para promover la verdadera difusión del conocimiento. En esa línea, la revista BMJ (The British Medical Journal), creó una herramienta llamada Research to Publication (De la investigación a la publicación) para impulsar una formación de profesionales de la salud lo más completa posible y aumentar la producción investigadora.
Esta solución integral de BMJ ofrece un programa flexible, que se divide en ocho cursos que abarcan desde la formulación de buenas preguntas de investigación y los mejores diseños de estudio, hasta la presentación de informes de estudios y un análisis de lo que buscan los editores y revisores. Sin dudas, la editorial puede ser una gran aliada para contribuir a esta crisis en la difusión del conocimiento y fortalecer a las instituciones científicas. Para comprobar el potencial de la herramienta, la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) la implementó, junto a otras iniciativas, para evaluar el impacto en 60 usuarios a lo largo de 2 años, con el objetivo de publicar en revistas de alto impacto y ampliar el alcance de los desarrollos propios.
A partir de esta experiencia, que está plasmada en un informe técnico oficial, BMJ ayudó a la UNAM a aumentar la alfabetización investigadora y la producción científica. Como resultado, un año después de la implementación de Research to Publication, el 72 % de los participantes había completado un proyecto de investigación o un estudio de caso clínico, y el 35 % había publicado. Además, el 97 % de los participantes consideró que el curso había sido una inversión valiosa. Un dato no menor es que la herramienta también fomentó la creación de redes, ya que el 87 % de los encuestados expresó que colaboraron con otros departamentos, como la biblioteca, el departamento de investigación y ex alumnos.
BMJ también trabajó junto con la facultad para promover y rastrear la adopción y el compromiso de los usuarios. Por ejemplo, se realizaron sesiones de colaboración con miembros de BMJ, se creó una página de preguntas frecuentes personalizada, los miembros de la facultad contribuyeron como mentores, y los usuarios pudieron eligieron uno de los dos planes de estudios en función de su nivel de experiencia en investigación y habilidades de escritura.
Definitivamente, este intercambio tuvo un impacto positivo tanto para los estudiantes como para la universidad y para la comunidad científica en general. A fin de cuentas, una mejor calidad de la producción científica y la correcta difusión de esos descubrimientos es fundamental para el avance de la innovación en salud.
El informe completo en español está disponible en el siguiente enlace: https://info.bmj.com/view/70982620/