Lo dulce y lo amargo de la telemedicinaO doce e o amargo da telemedicina

Columnistas Telemedicina

Por Felipe Cezar Cabral *

Después de la pandemia del nuevo coronavirus nunca volveremos a ser los mismos. ¿Te has dado cuenta de eso? . La pandemia dejará grandes marcas y aprendizajes en varias áreas, principalmente en la medicina y la ciencia. Si antes empezábamos a transitar por algunas tendencias, 2020 llegó a acelerar el ritmo. Uno de ellos es el de la telemedicina, que ya está cobrando fuerza en todo el mundo.

Ante el tiempo de inactividad y el caos, los médicos y hospitales tuvieron que adoptar la comunicación y el análisis digital que son habituales en otros sectores desde hace años. Por otro lado, tenemos pacientes que se sienten cada vez más cómodos con la posibilidad de que el diagnóstico y el tratamiento se realicen de forma remota. ¿El resultado? Las nuevas empresas de aplicaciones de salud, los hospitales, las compañías de seguros, las farmacias y los gigantes tecnológicos como Amazon, Apple y Google están luchando por brindar este tipo de servicios (2).

El McKinsey Global Institute estima que los ingresos globales de la salud digital (telemedicina, farmacias en línea y dispositivos portátiles, entre otros) aumentarán de $ 350 mil millones en 2019 a $ 600 mil millones en 2024 (2). La demanda de medicina digital está creciendo y todo apunta a que todavía hay espacio para ello, incluso después del final de la pandemia. Sin duda, veremos muchas buenas noticias y oportunidades relacionadas con la innovación en la atención médica y el viaje del paciente.


Lo dulce…

La lista de beneficios que la telemedicina puede ofrecer a los profesionales, hospitales y pacientes es extensa: más conveniencia, más potencial para reducir los costos clínicos indirectos e incluso nuevas percepciones sobre el estilo de vida de los pacientes, son ejemplos sólidos (1). De hecho, un informe del artículo Las trampas de la telesalud y cómo evitarlas publicado en Harvard Business Review (1) describe bien este problema: durante una teleconsulta, un paciente con diabetes toma una lata de coca-cola con azúcar. En ese momento, el médico se dio cuenta de las barreras para controlar la enfermedad de este paciente de una manera que nunca vería durante una visita al consultorio.

Paralelamente, tenemos el crecimiento de dispositivos que pueden ofrecer la información necesaria para que la teleconsulta sea aún más confiable, ya sea de manera preventiva o para un diagnóstico. Amazon, por ejemplo, quiere que Alexa, su asistente digital, pueda (con el debido permiso) analizar las características de la tos del usuario (2). ¿Por qué, por ejemplo, Alexa no puede identificar al individuo sano, que está evolucionando rápidamente hacia la obesidad debido a la falta de ejercicio físico, y sugerir la práctica de deportes o una consulta con un nutricionista? Apple tiene su reloj y casi 50.000 aplicaciones de salud para iPhone (2). Epic está utilizando un software de reconocimiento de voz de Nuance, una startup, para permitir que los médicos envíen notas a expertos externos (2). Esto apunta a un futuro híbrido, en el que Silicon Valley y otros centros tecnológicos trabajarán estrechamente con las empresas de salud tradicionales (2).

En Brasil, por ejemplo, donde millones de personas dependen del sistema público de salud, la telemedicina ofrece la posibilidad de ampliar la atención, con la expansión de las especialidades médicas a distancia, el seguimiento crónico y el apoyo a la red básica de salud a través de la teleconsulta. La creación de este viaje híbrido (físico y digital) contribuye a mejorar la calidad de la asistencia y reducir los costos, el llamado VBHC (“Value Base Health Care”).


… Y lo amargo

Con el aumento de las teleconsultas, el lado amargo de la telemedicina comienza a dar señales. Pero eso no significa que nos hayan engañado hasta ahora y que debamos regresar exclusivamente a las consultas presenciales. Como cualquier sabor amargo, con la adaptación, la experimentación y la práctica podemos mejorar nuestro paladar. Y eso es exactamente lo que debemos hacer para que las consecuencias no deseadas de la telemedicina comiencen a aplacarse em pos sus beneficios ya que está claro que la tecnología tiende a eliminar las disparidades en el acceso, especialmente para las poblaciones más vulnerables, incluidas las minorías raciales y étnicas, los ancianos y los pobres, y ya tenemos varios ejemplos de posibles intervenciones que facilitan el acceso equitativo.

El artículo de Harvard Business Review citó algunas soluciones interesantes (1) que pueden servir de inspiración para saltar las actuales barreras:

  • Al comienzo de la pandemia, UC San Diego Health hizo que los estudiantes de medicina que no podían brindar atención clínica enseñaran a los pacientes a usar las plataformas de teleconsulta, verificar la conectividad y, en general, a resolver problemas de acceso.
  • La Veteran’s Health Administration estableció un programa de préstamo de dispositivos digitales para ayudar a los veteranos con sus necesidades de acceso digital.
  • El estado de Washington estableció puntos de acceso Wi-Fi para quienes necesiten acceso de banda ancha.

Otro tema que debe estar en el radar de los profesionales, hospitales y empresas que trabajan directa o indirectamente con la telemedicina es la seguridad de información. Aunque ya ha habido resistencia a dar a los pacientes acceso a los registros médicos, los proveedores han aprendido con el tiempo que las interacciones de los pacientes con los historias clínicas electrónicas podrían permitir y mejorar la atención (1). Esto se puede explorar más a fondo, ya que existen innumerables oportunidades para involucrar a los pacientes, pero se debe prestar atención a los riesgos de ciberseguridad.

Las organizaciones involucradas deben garantizar el tratamiento adecuado de los datos de los pacientes y también establecer buenas prácticas de gobierno para evitar la pérdida o fuga de esta información. Recordando que la Ley General de Protección de Datos ya está vigente en Brasil y el sector de las salud debe pasar por varios cambios para adaptarse a la ley.

La carga de trabajo de los médicos también es motivo de preocupación. Si no se gestiona con cuidado, la proliferación de la telemedicina puede cambiar la jornada laboral de los médicos, añadiendo visitas virtuales a una lista completa de responsabilidades clínicas existentes o, si los sistemas no son interoperables, permitiendo la duplicación de información y trabajo entre solicitudes de varios canales (mensajes, seguimiento remoto, visitas virtuales, visitas presenciales), por ejemplo (1).

Muchos profesionales que han migrado de la oficina en casa sienten que el trabajo ha aumentado. Esta confusión se debe a que no siempre se respetan los horarios, ya que nos llevamos el trabajo a casa. Para revertir este escenario, o evitar que esto suceda, será necesaria la creatividad operativa continua para cosechar los beneficios de la telemedicina, evitando la expansión innecesaria de la carga de trabajo de los médicos (1).

En cuanto a la calidad de la atención, es importante que el practicante de telemedicina tenga experiencia en el área de especialización, esté muy bien calificado y siga los protocolos médicos institucionales. La ausencia de un examen físico en persona y el uso de la telepráctica requiere un alto nivel de experiencia por parte del profesional de la salud y no debe ser utilizado por médicos recién graduados, sin supervisión.

El crecimiento de la telemedicina es bienvenido, al igual que el cuidado con la práctica. Es necesario asegurar que los sistemas asistenciales mantengan o mejoren la comunicación entre proveedores y pacientes, mejoren las relaciones y mejoren la calidad y eficiencia de la asistencia sanitaria (1).


En el Hospital Moinho dos Ventos, en Porto Alegre, en 2020, realizamos más de 25 mil consultas médicas y casi 10 mil consultas de enfermería. Desde que empezamos con la telemedicina en 2018 se han realizado más de 55 mil consultas y se ha ido incrementando el número de especialidades médicas y se han actualizado los protocolos de atención clínica. Atendemos empresas, colegios y clínicas, además de prestar servicios  directamente a los pacientes. La tasa de satisfacción es muy alta y la necesidad de derivación a asistencia presencial es muy baja (menos del 1%). Esto refleja la presencia de médicos experimentados y protocolos clínicos que se redactan y revisan constantemente.


Referencias Bibliográficas

  1. Harvard Business Review. The Pitfalls of Telehealth — and How to Avoid Them. Disponível em: <https://hbr.org/2020/11/the-pitfalls-of-telehealth-and-how-to-avoid-them>. Acesso em: 18 de janeiro de 2021.
  2. The Economist. The dawn of digital medicine. Disponível em: <https://www.economist.com/business/2020/12/02/the-dawn-of-digital-medicine>. Acesso em: 18 de janeiro de 2021.

*Medico por la Universidad Estatal de Rio de Janeiro (UERJ). DOCTOR y MÁSTER en Pediatría y Salud Infantil por la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUCRS) y MBA EJECUTIVO en GESTIÓN DE SALUD por la Fundación Getúlio Vargas (FGV). Fue Director Técnico del Hospital Materno Infantil Presidente Vargas (HMIPV) del Ayuntamiento de Porto Alegre y coordinó el sector de Contratos del Departamento de Salud de Porto Alegre durante 3 años. Fue pionero en la implementación de la telemedicina en el Hospital Moinhos de Vento en 2016, siendo técnicamente responsable de proyectos de TeleOftalmologia, TeleUTI, TeleConsulta y TeleConsultoria entre otros. Actualmente es coordinador médico de Salud Digital en el Hospital Moinhos de Vento, que engloba la gestión de Innovación y Telemedicina.Por Felipe Cezar Cabral* 

Depois da pandemia do novo coronavírus, nós nunca mais seremos os mesmos. Você já se deu conta disso? Ela vai deixar grandes marcas e aprendizados em diversas áreas, principalmente na medicina e na ciência. Se antes estávamos começando a engatinhar em algumas tendências, 2020 veio para acelerar o passo. Uma delas é a telemedicina, que já ganha força no mundo todo.

Confrontados com paralisações e caos, médicos e hospitais precisaram adotar a comunicação e a análise digital que já são comuns em outros setores há anos. Do outro lado, temos pacientes cada vez mais confortáveis com a possibilidade do diagnóstico e do tratamento acontecerem de forma remota. O resultado? Startups de aplicativos de saúde, hospitais, seguradoras, farmácias e gigantes da tecnologia, como Amazon, Apple e Google, estão lutando para fornecer esses serviços (2).

O McKinsey Global Institute estima que as receitas globais da saúde digital – telemedicina, farmácias online e wearables, entre outros – vão aumentar de $350 bilhões em 2019 para $600 bilhões em 2024 (2). A demanda por medicina digital está crescendo e tudo indica que ela ainda terá espaço para isso, mesmo depois do fim da pandemia. Certamente veremos muitas notícias boas e oportunidades relacionadas à inovação nos atendimentos médicos e na jornada do paciente.


 

O doce…

A lista de benefícios que a telemedicina pode oferecer para profissionais, hospitais e pacientes é extensa. Mais conveniência, potencial para reduzir custos clínicos indiretos e até novas percepções sobre o estilo de vida dos pacientes são exemplos sólidos (1). Inclusive, um relato no artigo The Pitfalls of Telehealth — and How to Avoid Them publicado no Harvard Business Review (1) descreve bem essa questão: durante uma teleconsulta um paciente com diabetes pega uma lata de coca-cola com açúcar. Nesse momento, o médico percebeu as barreiras para o controle da doença desse paciente de uma forma que nunca veria durante uma visita ao consultório.

Em paralelo a isso, temos o crescimento dos dispositivos que podem oferecer as informações necessárias para que a teleconsulta seja ainda mais confiável, seja de forma preventiva, seja para um diagnóstico. A Amazon, por exemplo, quer que a Alexa, sua assistente digital, seja capaz (com a devida permissão) de analisar as características da tosse do usuário (2). Por que, por exemplo, a Alexa não pode identificar o indivíduo saudável, que está evoluindo rapidamente para uma obesidade por privação de exercício físico, e sugerir a prática de esportes ou uma consulta com nutricionista? A Apple tem seu relógio e quase 50.000 aplicativos de saúde para iPhone (2). A Epic está usando um software de reconhecimento de voz da Nuance, uma startup, para permitir que os médicos enviem anotações a especialistas externos (2.) Isso aponta para um futuro híbrido, onde o Vale do Silício e outros polos de tecnologia vão trabalhar mais estreitamente com as empresas de saúde tradicionais (2).

No Brasil, por exemplo, onde milhões de pessoas dependem do sistema público de saúde, a telemedicina traz a possibilidades de ampliação dos cuidados, com a expansão de especialidades médicas à distância, monitoramento de crônicos e apoio à rede básica de saúde através de teleinterconsulta. A criação dessa jornada híbrida (física e digital) contribui para a melhora da qualidade da assistência e redução do custo, o tão falado VBHC (“Value Base Health Care”).


… e o amargo

Com o aumento das teleconsultas, o lado amargo da telemedicina começa a dar sinais. Mas calma, isso não significa que fomos enganados até o momento e que precisamos voltar exclusivamente para as consultas presenciais. Assim como todo sabor amargo, com adaptação, experimentação e prática podemos aprimorar o nosso paladar, não é mesmo? E é exatamente isso que precisamos fazer para que as consequências não intencionais da telemedicina comecem a minar os seus benefícios.

Já não é de hoje que a tecnologia tende a escancarar as disparidades de acesso, principalmente para populações mais vulneráveis, incluindo minorias raciais e étnicas, idosos e pessoas de baixa renda. Felizmente, já temos vários exemplos de intervenções potenciais que facilitam o acesso equitativo. No artigo do Harvard Business Review foram citadas algumas soluções interessantes (1) que podem servir de inspiração:

  • No início da pandemia, a UC San Diego Health fez com que os estudantes de medicina que não podiam fornecer atendimento clínico ensinassem os pacientes a usar as plataformas de teleconsulta, verificando a conectividade e geralmente solucionando problemas de acesso;
  • A Veteran’s Health Administration estabeleceu um programa de empréstimo de tablets para ajudar veteranos com necessidades de acesso digital;
  • O estado de Washington estabeleceu pontos de acesso Wi-Fi para quem precisa de acesso banda larga.

Outra questão que precisa ficar no radar dos profissionais, hospitais e empresas que atuam direta ou indiretamente com a telemedicina é a segurança das informações. Ainda que já tenha havido resistência em dar aos pacientes acesso aos registros médicos, com o tempo os provedores aprenderam que as interações dos pacientes com o prontuário eletrônico poderiam capacitar e melhorar o atendimento (1). Isso pode ser mais explorado, já que existem inúmeras oportunidades para envolver os pacientes, mas é preciso atenção com os riscos de segurança cibernética.

As organizações envolvidas devem garantir o devido tratamento dos dados dos pacientes e também estabelecer boas práticas de governança para evitar a perda ou vazamento dessas informações. Lembrando que a Lei Geral de Proteção de Dados já está em vigor no Brasil e o setor da saúde deve passar por mudanças para se adequar à lei.

A carga de trabalho dos médicos também é algo que pode gerar preocupações. Se não for gerenciada com cuidado, a proliferação da telemedicina pode remodelar os dias de trabalho dos médicos, adicionando visitas virtuais em cima de uma lista completa de responsabilidades clínicas existentes ou, se os sistemas não forem interoperáveis, permitindo a duplicação de informações e trabalho através de solicitações de vários canais (mensagens, monitoramento remoto, visitas virtuais, visitas presenciais), por exemplo (1).

Muitos profissionais que migraram para o home office podem ter sentido uma sensação semelhante, de que mesmo em casa, o trabalho aumentou. Essa confusão se dá pelo fato de que os horários nem sempre são respeitados, já que levamos o trabalho para casa. Para reverter esse cenário ou impedir que isso aconteça, a criatividade operacional contínua será necessária para colher os benefícios da telemedicina, evitando a expansão desnecessária da carga de trabalho dos médicos (1).

Em termos de qualidade assistencial é importante que o médico praticante da telemedicina tenha experiência na área de especialização, seja muito bem qualificado e siga protocolos médicos institucionais. A ausência de exame físico presencial e a utilização da telepropedêutica requerem uma expertise elevada do profissional da saúde e não devem ser utilizadas por médicos recém formados, sem acompanhamento.

O crescimento da telemedicina é bem-vindo, assim como os cuidados com a prática. É preciso garantir que os sistemas de atendimento mantenham ou melhorem a comunicação entre prestadores e pacientes, aprimorem os relacionamentos e melhorem a qualidade e a eficiência dos cuidados com a saúde (1).


No Hospital Moinho dos Ventos, em Porto Alegre, em 2020, realizamos mais de 25 mil atendimentos médicos e quase 10 mil atendimentos de enfermagem. Desde que começamos a telemedicina, em 2018, foram mais de 55 mil atendimentos e sempre aumentando o número de especialidades médicas e atualizando os protocolos clínicos assistenciais. Atendemos empresas, escolas e clínicas, além de atendimentos realizados diretamente ao paciente. O índice de satisfação é muito alto e a necessidade de encaminhamento para atendimento presencial muito baixa (menos de 1%). Isso reflete a presença de médicos experientes e de protocolos clínicos elaborados e revisados constantemente.


 

Referências Bibliográficas

  1. Harvard Business Review. The Pitfalls of Telehealth — and How to Avoid Them. Disponível em: . Acesso em: 18 de janeiro de 2021.
  2. The Economist. The dawn of digital medicine. Disponível em: . Acesso em: 18 de janeiro de 2021.

*Formado em medicina pela Universidade do Estado do Rio de Janeiro (UERJ). Possui títulos de DOUTOR e MESTRE em Pediatria e Saúde da Criança pela Pontifícia Universidade Católica do Rio Grande do Sul (PUCRS) e MBA EXECUTIVO EM GESTÃO EM SAÚDE pela Fundação Getúlio Vargas (FGV).  Ocupou o cargo de Diretor Técnico do Hospital Materno Infantil Presidente Vargas (HMIPV) da Prefeitura de Porto Alegre e coordenou o setor de Contratos da Secretaria de Saúde Porto Alegre por 3 anos. Foi pioneiro na implantação da telemedicina no Hospital Moinhos de Vento em 2016, sendo responsável técnico de projetos de TeleOftalmologia, TeleUTI, TeleConsulta, TeleConsultoria entre outros. No momento é coordenador médico de Saúde Digital do Hospital Moinhos de Vento que engloba a gestão da Inovação e da Telemedicina.

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