La salud mental es uno de los sectores de mayor crecimiento en el mercado mundial de la salud digital en el contexto de la pandemia de COVID-19. Solo en los últimos meses, y en respuesta al brote, encuestas de salud mental, consejos y servicios de asesoramiento se pusieron a disposición del público a través de sitios web y redes sociales, mientras que miles de aplicaciones se descargaron, aún cuando en muchos casos no está comprobada su verdadera eficacia.
Un estudio de 73 aplicaciones de salud mental, constató que, si bien muchas afirmaron ser efectivas y haber utilizado la ciencia para vender las aplicaciones, solo dos de ellas proporcionaron evidencia de investigaciones. Por su parte, otra evaluación de aplicaciones dirigidas a personas con riesgo de depresión y suicidio concluyó que «las aplicaciones de salud mental descargadas más de 2 millones de veces proporcionaron números de teléfono de línea de ayuda inexistentes o incorrectos».
Pero cuando se trata de soluciones de salud mental recetadas por médicos, las pruebas que garanticen que las personas reciban medicamentos y terapias adecuadas son más rigurosas. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) especifica que «cualquier aplicación destinada a diagnosticar, prevenir o tratar una enfermedad mental debe someterse a estudios de eficacia y seguridad para obtener la autorización previa a su comercialización».
Sin embargo, circunstancias extremas, como la actual pandemia, puede proporcionar a las agencias reguladoras cierto margen de maniobra que permita impulsar las terapias y las tecnologías con mayor rapidez de la habitual.
En este sentido, la FDA anunció, a mediados de abril, la implementación de una nueva política de emergencia que ayude a expandir la disponibilidad de terapias de salud digital para trastornos psiquiátricos.
La agencia estadounidense busca, de este modo, facilitar el uso de terapias y dispositivos por parte de los pacientes, al tiempo que reduce el contacto de los mismos con médicos y otros actores involucrados en su atención médica.
Pero aun habiendo reducido considerablemente los requisitos, la FDA destaca que las condiciones para aprobar el uso temporal de estos software incluyen severas medidas de calidad y de ciberseguridad, además de un claro etiquetado para distinguir cuáles productos han recibido la aprobación temporaria.
Con esta aprobación ya cuentan algunas soluciones como Pear-004, una terapia digital de la empresa Pear Therapeutics para personas con esquizofrenia que brinda a los pacientes acceso a terapias cognitivas conductuales y otras capacitaciones para ayudarlos a controlar su enfermedad. Y Akili, otra empresa de salud digital, que ofrece una terapia destinada a mejorar la atención de niños con TDA.
Según la definición de la FDA, los síntomas y trastornos psiquiátricos comunes incluyen depresión, trastorno por consumo de alcohol, ansiedad, insomnio, tendencias suicidas, autismo, trastorno por déficit de atención e hiperactividad, trastorno obsesivo compulsivo y trastorno por estrés postraumático.
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