Aspectos regionales para la adopción del registro clínico electrónico en América Latina

HIMSS Latin America

Por José Miguel Selman (*)

La cantidad de datos que se genera en el ámbito de la salud es gigantesca. De hecho, siempre ha sido llamativo que haya tardado tanto el proceso de informatizar el área clínica. 

La complejidad del proceso de atención de un paciente, especialmente cuando está hospitalizado, genera dificultades que hasta el día de hoy no se encuentran completamente resueltas.

La generalización del uso de equipamiento digital en todas las áreas de la medicina ha hecho imprescindible enfrentar este proceso -postergado por muchos años si lo comparamos con el desarrollo de la Banca o de otras actividades complejas como el manejo del tráfico aéreo de pasajeros-. 

Uno de los principales escollos ha sido el modelo de atención de salud, que históricamente se ha dado en unidades con fuerte tendencia al aislamiento y a la creación de estándares locales. Así, la información de la salud de un paciente se ha mantenido en «»custodia»» por parte de estas unidades, que por motivos de confidencialidad, e incluso comerciales, no tienen interés en compartir los datos. Tampoco colaboró mucho la industria de equipamiento hospitalario, que trató de mantener formatos propietarios para monopolizar una cierta área o número de prestadores. 

Por otra parte, la creación de estándares como DICOM , HL7, y nomenclaturas de diagnósticos y procedimientos han abierto una posibilidad de comunicación de datos de tal magnitud que la presión por informatizar el área clínica ya es insostenible. 

Los pacientes han informatizado toda su vida, desde las fotografías familiares hasta la relación con sus amistades y el manejo de sus finanzas personales. En este contexto, el sistema de salud tradicional aparece anacrónico e ineficiente. 

Las posibilidades que se abren al informatizar la llamada «»capa clínica»» son enormes, y aún sólo estamos raspando la superficie. América Latina tiene algunas particularidades que hacen especialmente difícil esta transición de los registros tradicionales en papel al registro digital. En la mayoría de nuestros países existe un sistema mixto de salud, con un área estatal más o menos fuerte, y un despliegue de instituciones de diversa naturaleza e intereses. 

Muchos sistemas de salud enfrentan un déficit presupuestario crónico, que hace difícil la inversión inicial, y por lo tanto alejan la posibilidad de acceder a la información que permitiría optimizar dicho presupuesto.

Una de las dificultades más importantes para el equipo TI es evaluar cuál es la tecnología más adecuada para implementar en la institución. Por una parte, no nos podemos dar el lujo de equivocarnos, y por otra, muchas veces no tenemos el conocimiento necesario para evaluarlas. 

Gran parte del conocimiento colectivo de salud de una institución es local; por ende, existe una fuerte tendencia a resistir el cambio, que es producto de una creación colectiva de años. Cuando el cambio hacia un sistema informatizado es liderado por el estamento clínico, en general, el proceso es más fluido. 

Sin embargo, no suele ser la situación habitual: los beneficios, ya sean reales o imaginarios, primero suelen ser percibidos por el área administrativa, y así, es frecuente  que se imponga el cambio sin una adecuada participación en el proceso previo de decisión. En este contexto, acentuado por nuestros ancestros latinos, nos oponemos a estándares que percibimos como foráneos. 

Entonces, desde esta perspectiva, las soluciones que buscan implementarse deben:

a) Ser fuertemente adaptadas a la medida del usuario

b) Mantener los estándares que permitan la interoperabilidad futura del sistema

Ambos aspectos, que requieren de un intenso y prolongado trabajo, necesitan articularse en simultáneo con colaboración de todos los estamentos. A su vez, la estructura de mantención, desarrollo y entrenamiento debe ser incorporada desde el comienzo con un financiamiento adecuado. 

Ahora bien, durante este proceso de adaptación de las herramientas de software quedan en evidencia muchas falencias en los flujos y, en estos casos, es necesario cambiar la forma. Por eso, resulta vital tener en cuenta las dificultades idiomáticas que se presentan en todas las fases del proyecto.

Normalmente el área menos exitosa de cualquier software es la documentación, y si encima se encuentra en un idioma que solo la mitad del personal entiende con facilidad, estamos frente a un problema serio. La complejidad de la tarea, de este modo, necesariamente requiere de comprensión acabada de los sistemas por parte del personal de TI. 

En este escenario surge la idea del desarrollo local desde cero, lo que es muy loable, pero enseguida las dificultades y el costo pueden salirse rápidamente de presupuesto. Y recortar costos en el hardware de presentación al usuario resulta tentador, sobre todo en aquellos países donde el hardware tiene gravámenes de productos electrónicos. 

Finalmente, hay que considerar la preparación del recurso humano en el manejo de computadores, porque las mismas personas que aprecian y veneran lo que se ha alcanzado en la banca o en las líneas aéreas, tiemblan frente a la perspectiva de implementar la ficha clínica electrónica. 

Por lo general, el software clínico no tiene una interface muy amigable; lo que sería perfectamente adecuado para un profesional de TI, puede parecer completamente inadecuado para el promedio del personal clínico de un hospital. 

El desafío es enorme, y la tarea por delante es muy larga. Es necesario comenzar cuanto antes, destinando los recursos humanos y materiales que sean necesarios ya que la  información clínica es fundamental para evitar los errores -que tanto daño provocan- y mejorar la atención de los pacientes, que son nuestra preocupación fundamental.

(*) El Dr. José Miguel Selman será orador de la charla «»Jornada para Alcanzar el Nivel 6″», en la Conferencia y Exhibición Anual HIMSS Latin America; es neurocirujano y actualmente se desempeña como CMIO de Clínica Las Condes (Santiago de Chile), el primer centro asistencial latinoamericano que obtuvo el Nivel 6 de HIMSS.

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