Las TIC y la geriatría, ¿un vínculo en evolución?Is the relationship between ICTs and retirement homes evolving?

Telemedicina

Por Paulina De Cesare

El noventa por ciento de las personas mayores a 65 años tiene una enfermedad crónica. El 77 por ciento de ellas, tiene más de una. El número promedio de medicamentos recetados a un paciente de esta edad es cinco, incrementando a quince hacia los 75 años. Teniendo en cuenta estas cifras, el doctor Ronald Merrell∴ publicó el artículo “Telemedicina geriátrica: antecedentes y evidencia de la telemedicina como una forma de encarar los desafíos de la geriatría” en la Librería Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Una de las principales problemáticas en la atención geriátrica es el formato tradicional que se utiliza ante el incidente: cuando el paciente nota un problema, acude a un profesional que lo diagnostica y lo trata. “Con la situación actual de salud en el mundo, no tenemos la suficiente cantidad de fuerza de trabajo para responder de esa forma”, afirma Merrell, profesor emérito de Cirugía en la Virginia Commonwealth University.

Por eso, como solución parcial, propone la telemedicina. Esta herramienta, que ha demostrado ahorros económicos y de recursos humanos, evita que el paciente se movilice, ya que permite conservar su información médica en una base de datos digital. “Además, reduce todo tipo de costos porque detecta un problema en el momento que está ocurriendo y no cuando el paciente ya está internado o en una situación de emergencia”, refleja el doctor.

Otra realidad que remarca el cirujano es el incremento de la población anciana en el mundo. “Si continuamos con el antiguo modelo de atención ante el incidente, en vez de aplicar el de atención continua, para 2020 tendremos un déficit de setenta mil puestos de trabajo sólo en Estados Unidos. Y no podemos crearlos”, asegura. En este sentido, agrega, la telemedicina promete evitar una crisis de recursos humanos y ofrecer atención de calidad.

Pero, ¿es posible incorporar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la tercera edad? Merrell asegura que si bien es más complejo en la población mayor a ochenta años -que no sabe mucho acerca de computadoras y, por ende, habría que instruirlas-, la incorporación sería sencilla en aquellos que en este momento alcanzan los 65. “Este es un grupo etario que creó internet y los celulares, que utilizó computadoras en la década de 1970 y que está muy alfabetizado con respecto a interactuar con las TIC”, describe. Por eso, en los pacientes geriátricos venideros es difícil que exista una barrera técnico-cultural en la utilización de estas herramientas.

El doctor Merrell, también director editorial de la publicación Telemedicine and E-Health, enumera tres valores que aporta la telemedicina a los pacientes de edad avanzada:

  • Empoderamiento: a través de medios electrónicos, los individuos están a cargo de recaudar su propia información, comunicar sus propias decisiones, realizar sus planes preventivos y tener un contacto directo con sus médicos.
  • Independencia: el lugar de atención médica del anciano es su hogar. “El cuidado de la salud, comenzando con la introducción de los hospitales a fines de siglo XVIII, siempre fue un destino, un lugar al que el paciente debía ir. Esto cambió bajo los estándares IT y con las telecomunicaciones actuales”, comenta el doctor.
  • Ahorro: la mayoría de los usuarios geriátricos encuentra dificultoso acudir a una cita médica porque no puede utilizar el transporte público. “La gente mayor es muy consciente de su economía y les gusta la idea de cubrir su atención médica sin agotar todos sus ingresos”, señala Merrell.

Todas estas ventajas se traducen en accesibilidad. “El mes pasado, la revista Time publicó un artículo que decía que si una persona mayor quiere un turno médico, le toma veinte días y 150 dólares, mientras que si utiliza la telemedicina, puede conseguir una cita en pocas horas y el costo promedio es de cuarenta dólares”, comenta el doctor.

Por otra parte, Merrell hace especial hincapié en los problemas de demencia y memoria, situaciones en las que la telemedicina ayuda mucho. “Existen herramientas maravillosas para evaluar la memoria de estos pacientes a través de entrevistas y también para rastrear a aquellos que suelen desorientarse”, describe.

Pero a pesar de que los pacientes se muestren entusiastas, no ha sido sencillo -y quizás todavía no lo es- incorporar esta herramienta en la comunidad médica. Según el doctor, el problema con los profesionales de la salud es que la telemedicina se ha presentado como un trabajo extra y no complementario. De hecho, en Estados Unidos, han tenido que encontrar una solución: la Ley de Asistencia Asequible, sancionada en 2010, que estableció la remuneración por telemedicina comparable con las consultas cara a cara. Es así que actualmente en 24 de los 50 estados del país las compañías de medicina privada pagan lo mismo por sesiones a distancia que por las presenciales. “La resistencia se está diluyendo porque la telemedicina se está facilitando, porque los pacientes insisten en usarla y porque ahora es parte de la estructura financiera de Estados Unidos”, concluye el Merrell.

El doctor Ronald Merrell es profesor emérito de Cirugía de la Virginia Commonwealth University (VCU) y director editorial de la publicación oficial de la Asociación Americana de Telemedicina y de la Sociedad Internacional de Telemedicina y e-Health, llamada Telemedicine and E-Health. Fue director clínico del programa de telemedicina de VCU Health Systems, dirigió la carrera de Cirugía en la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale -donde fundó la Sociedad de Cirugía de Yale– y fue vicedecano en el Centro de Ciencias de la Salud Houston de la Universidad de Texas. Además, se desempeñó como asesor en medicina aeroespacial e investigador de telemedicina en la NASA, entidad que lo galardonó tres veces con la medalla al Servicio Público. Actualmente es asesor eventual del Departamento de Defensa de Estados Unidos en materia de telemedicina.By Paulina De Cesare

Ninety percent of people older than 65 suffer from a chronic disease, 77 percent of them have more than one. The average number of medications prescribed to a patient that age is five, increasing to fifteen at the age of 75. With these figures in mind, Doctor Ronald Merrell∴ has published the article “Geriatric telemedicine: background and evidence that telemedicine can help to address the challenges of retirement homes” in the National Medical Library of the United States.

One of the main problems in geriatric care is the traditional format that is followed for an incident: when the patient notices a problem, they go to a professional who diagnoses and treats them. “With the current healthcare situation in the world, we don’t have a large enough workforce to respond in that manner,” says Merrell, a Professor Emeritus in Surgery at the Virginia Commonwealth University.

So, as a partial solution, he proposes telemedicine. The technology, which has been shown to save economic and human resources, means that the patient does not have to travel because their medical information is saved on a database. “In addition, it reduces all manner of costs because it detects a problem the moment that it is occurring and not when the patient is admitted or the case has deteriorated into an emergency,” says the doctor.

Another situation the surgeon emphasizes is the increase in the elderly population of the world. “If we continue with the old model of care for each incident, instead of applying continuous care, by 2020 we will have a deficit of seventy thousand workers in the United States alone. And we can’t make up the gap,” he says. In this regard, he adds, telemedicine promises to avoid a crisis in human resources and provides quality care.

But, is it possible to incorporate information and communication technologies (ICT) in old age? Merrell says that although it is harder for the population above eighty years old – which doesn’t know much about computers and will need training – incorporation would be easy for those turning 65 right now. “This is the age group that created the internet and cellphones, that was using computers back in the 1970s and that is literate with ICTs.” So, for patients in the retirement homes of the future a technological-cultural barrier is unlikely when using these tools.

Doctor Merrell, who is also the editor of the publication Telemedicine and E-Health, lists three benefits that telemedicine provides elderly patients:

  • Empowerment: through electronic media, individuals are in charge of gathering their own information, communicating their own decisions, implementing preventative plans and making direct contact with their doctors.
  • Independence: elderly people will receive medical treatment at home. “Healthcare, beginning with the introduction of hospitals in the 18th Century, was always a destination, a place that the patient had to get to. That changed with new IT standards and current telecommunications.”
  • Savings: the majority of users of retirement homes find it difficult to get to medical appointments because they can’t use public transport. “Elderly people are very aware of their budget and like the idea of receiving medical coverage without exhausting all their income,” says Merrell.

All these advantages translate into accessibility. “Last month, Time magazine published an article that said that if an elderly person wants to make a medical appointment, it takes them twenty days and costs 150 dollars while if they use telemedicine, they can get an appointment in a few hours and the average cost is forty dollars,” the doctor explains.

In addition, Merrell  places special emphasis on issues with dementia and memory, situations where telemedicine can help a lot. “There are wonderful tools for evaluating the memory of these patients through interviews and also to monitor those who often get disoriented.”

But in spite of the fact that the patients are enthusiastic, it has not been simple – and maybe it isn’t – to incorporate the tool in the medical community. According to the doctor, the problem for healthcare professionals is that telemedicine has been seen as extra rather than complementary work. In fact, in the United States, they have had to find a solution: the Law of Accessible Care, passed in 2010, which established payment for telemedicine at a comparable level to face to face consults. Currently in 24 of the 50 states across the country, private medical companies pay the same for remote sessions as in person sessions. “Resistance is weakening because telemedicine is being facilitated, because patients are insisting on using it and because it is now part of the financial structure in the United States,” Merrell concludes.

Doctor Ronald Merrell is professor emeritus in Surgery at the Virginia Commonwealth University (VCU) and editor of the official publication of the American Telemedicine Association and the International Telemedicine and E-Health Society. He was clinical director of the telemedicine program at VCU Health Systems, directed the Surgery Course at Yale University Medical School – where he founded the Yale Surgery Society – and was vice-deacon of the Houston Center of Health Sciences at the University of Texas. In addition, he acted as a consultant in aerospace medicine and telemedicine research at NASA, which awarded him the medal of Public Service three times. He is currently adviser to the United States Department of Defense in the field of telemedicine.Por Paulina De Cesare

Noventa por cento das pessoas com mais de 65 anos possuem uma doença crônica. Setenta e sete por cento delas, tem mais de uma. O número médio de medicamentos receitados a um paciente desta idade é cinco, incrementando a quinze até 75 anos. Tendo essas cifras em conta, o doutor Ronald Merrell publicou o artigo “Telemedicina geriátrica: antecedentes e evidência da telemedicina como uma forma de encarar os desafios da geriatria” na Livraria Nacional de Medicina dos Estados Unidos.

Uma das principais problemáticas no atendimento geriátrico é o formato tradicional que se utiliza diante do incidente: quando o paciente percebe um problema, recorre a um profissional que o diagnostica e o trata. “Com a situação atual de saúde no mundo, não temos a suficiente quantidade de força de trabalho para responder dessa forma”, afirma Merrell, professor emérito de Cirurgia na Virginia Commonwealth University.

Por isso, como solução parcial, propõe a telemedicina. Esta ferramenta, que demonstrou poupar no econômico e em recursos humanos, evita que o paciente se mobilize, já que permite conservar sua informação médica em uma base de dados digital. “Além disso, reduz todo tipo de custos porque detecta um problema no momento que está ocorrendo e não quando o paciente já está internado ou em uma situação de emergência”, reflete o doutor.

Outra realidade que o cirurgião destaca é o incremento da população idosa no mundo. “Se continuarmos com o antigo modelo de atendimento perante o incidente, em vez de aplicar o de atendimento contínuo, para 2020 teremos um déficit de setenta mil cargos de trabalho apenas nos Estados Unidos. E não podemos criá-los”, afirma. Neste sentido, acrescenta, a telemedicina promete evitar uma crise de recursos humanos e oferecer atendimento de qualidade.

Mas, é possível incorporar as tecnologias da informação e comunicação (TIC) na terceira idade? Merrell afirma que embora seja mais complexo na população com mais de oitenta anos – que não sabe muito acerca de computadores e, por isso, haveria que as instruir -, a incorporação seria simples naqueles que neste momento possuem 65. “Este é um grupo etário que criou a internet e os celulares, que utilizou computadores na década de 1970 e que está muito alfabetizado com respeito a interagir com as TIC”, descreve. Por isso, nos pacientes geriátricos vindouros é difícil que exista uma barreira técnico-cultural na utilização destas ferramentas.

O doutor Merrell, também diretor editorial da publicação Telemedicine and E-Health, enumera três valores que a telemedicina proporciona aos pacientes de idade avançada:

  • Empoderamento: através de meios eletrônicos, os indivíduos são os responsáveis por arrecadar sua própria informação, comunicar suas próprias decisões, realizar seus planos preventivos e ter um contato direto com seus médicos.
  • Independência: o lugar de atendimento médico do idoso é o seu lar. “O cuidado da saúde, começando com a introdução dos hospitais a finais do século XVIII, sempre foi um destino, um lugar ao qual o paciente deveria ir. Isso mudou com os padrões IT e com as telecomunicações atuais”, comenta o doutor.
  • Economia: a maioria dos usuários geriátricos encontra dificultoso recorrer a uma consulta médica porque não pode utilizar o transporte público. “As pessoas mais velhas são muito conscientes de sua economia e gostam da ideia de cobrir seu atendimento médico sem esgotar todos os seus ingressos”, destaca Merrell.

Todas essas vantagens são traduzidas em acessibilidade. “No mês passado, a revista Time publicou um artigo que dizia que se uma pessoa idosa para a qual uma consulta médica, custa-lhe vinte dias e 150 dólares, enquanto caso utilize a telemedicina, pode conseguir uma consulta em poucas horas e o custo em média é de quarenta dólares”, comenta o doutor.

Por outra parte, Merrell enfatiza especialmente os problemas de demência e memória, situações nas quais a telemedicina ajuda muito. “Existem ferramentas maravilhosas para avaliar a memória desses pacientes através de entrevistas e também para rastrear aqueles que costumam desorientar-se”, descreve.

Mas apesar de que os pacientes se mostrem entusiastas, não foi simples -e talvez ainda não seja- incorporar esta ferramenta na comunidade médica. Segundo o doutor, o problema com os profissionais da saúde é que a telemedicina se apresentou como um trabalho extra e não complementar. De fato, nos Estados Unidos, tiveram que encontrar uma solução: a Lei de Assistência Acessível, sancionada em 2010, que estabeleceu a remuneração por telemedicina comparável com as consultas cara a cara. É assim que atualmente em 24 dos 50 estados do país as companhias de medicina privada pagam o mesmo valor por sessões à distância que pelas presenciais. “A resistência está sendo diluída porque a telemedicina se está facilitando, porque os pacientes insistem em usá-la e porque agora é parte da estrutura financeira dos Estados Unidos”, conclui Merrell.

O doutor Ronald Merrell é professor emérito de Cirurgia da Virginia Commonwealth University (VCU) e diretor editorial da publicação oficial da Associação Americana de Telemedicina e da Sociedade Internacional de Telemedicina e e-Health, chamada Telemedicine and E-Health. Foi diretor clínico do programa de telemedicina de VCU Health Systems, dirigiu a carreira de Cirurgia na Escola de Medicina da Universidade de Yale -onde fundou a Sociedade de Cirurgia de Yale– e foi vice-decano no Centro de Ciências da Saúde Houston da Universidade de Texas. Além disso, desempenhou-se como assessor em medicina aeroespacial e investigador de telemedicina na NASA, entidade que o premiou três vezes com a medalha ao Serviço Público. Atualmente é assessor eventual do Departamento de Defensa dos Estados Unidos em matéria de telemedicina.

As TIC e a geriatria: um vínculo em evolução?

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